"Los niños descubren las posibilidades que ofrece el cuerpo y el espacio en el que se encuentran."
El movimiento libre y activo del niño, cuya iniciativa y ejecución es intrínseca, nace de su necesidad de exploración y acción.
El movimiento libre es la base fundamental para el conocimiento del propio cuerpo, la autonomía, la autoconciencia, ver sus capacidades y también sus limitaciones, recalcular movimientos, modificar apoyos, ajustar equilibrios, enriquecerse de percepciones sensoriales y sensaciones corporales y el reconocimiento espacio-temporal del entorno en general.
Todo ello permite la construcción del pensamiento, interiorizar situaciones de la vida cotidiana a través del juego, jugar los miedos y las inquietudes para poder comprenderlos, repetir una y otra vez, descargar tensiones, socializar, respetar el espacio del otro, alcanzar la altura, saltar, subir, bajar, hablar, gritar... desde una mirada de comprensión, acompañándoles en cada momento.